miércoles, 5 de marzo de 2008

No a la TRATA en Argentina. Caso Florencia Pennachi


Por Hernán Buzzella
05.03.2008

Florencia nació en Neuquén, vivía en Palermo y tenía 24 años cuando fue vista por última vez. "Hacer desaparecer una persona y borrar su existencia es terriblemente fácil en este país", sentenció su hermano. (Gentileza familia Pennachi).

Las últimas personas que vieron a Florencia Pennachi fueron sus compañeras de trabajo, la noche del 15 de marzo de 2005. Desde aquel día sus seres queridos no saben nada de ella. El extraño caso tuvo una gran repercusión en los medios, su foto paseó en los patrulleros e inundó las casillas de correo electrónico, pero nunca nadie aportó un dato certero sobre su paradero, pese a los 100.000 pesos de recompensa que ofrece el Estado.

Hoy, a casi tres años de la inexplicable desaparición, sus familiares y amigos mantienen la esperanza de hallarla con vida, aunque denuncian que la Justicia no investiga y que la causa puede cerrarse en cualquier momento."La mano viene muy difícil. Con el fiscal hace varios meses que no hablamos, había testigos que eran clave y los dejó dar vuelta por el país. No aportó mucho trabajo acerca de cómo investigar. Si la causa tiene cierto impacto mediático se atiende, y sino se la archiva", explicó a Críticadigital Pedro Pennachi, hermano de Florencia. "La principal sospecha es que seguimos pensando que puede estar viva en algún lugar y no por su voluntad, la tienen secuestrada", agregó.La causa se tramita en la fiscalía Nº 23 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del fiscal Marcelo Retes.

Críticadigital intentó contactarse en reiteradas ocasiones con Retes para conocer el estado de la investigación, pero prefirió el silencio. "Nunca atiende a la prensa", confió un allegado.Florencia nació el 21 de septiembre de 1980, en Neuquén. Estudiaba Ciencias Económicas en la UBA (le faltaban pocas materias para recibirse), trabajaba en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) y vivía en Palermo, junto a Pedro. Cuando desapareció tenía 24 años.Luego de una cena en su departamento con sus compañeras de trabajo, Florencia salió sólo con su celular. Sus documentos y su tarjeta de crédito quedaron en la mesa del living. A la mañana siguiente llamó por teléfono a su hermano para consultarle si alguien había preguntado por ella. La respuesta fue negativa. Dos horas más tarde habló con su jefe y le dijo que iba a ir al médico porque se sentía mal. Nadie volvió a saber de ella. Manuel Lozano, director de la Red Solidaria desde hace un año y medio, señaló a Críticadigital: "El caso es muy anómalo por las características, por la vida que llevaba Florencia. Fue una de las causas más publicadas y difundidas en los medios, pero nunca hubo un dato certero. Eso es extraño y a su vez alarmante".

Las estadísticas que arrojan el organismo fundado por Juan Carr, Missing Children y Personas Perdidas asustan. En la actualidad hay 263 personas desaparecidas (222 chicos y adolescentes, 21 jóvenes entre 20 y 30 años y 20 adultos mayores de 45). Missing Children recibe una denuncia cada 12 horas, lo que da un promedio aproximado de 700 casos por año. "Y sólo en Capital Federal y Gran Buenos Aires. A eso hay que sumarle el resto del país, donde la mayoría de las veces no se hacen las denuncias", indicó Lozano, y aclaró que "el 56% de los casos de adultos son resueltos, y en los chicos la cifra asciende al 93%".

Pedro aún vive en el departamento que compartía con su hermana, y su principal hipótesis son las redes de tratas de personas. "Porque es la única gente que le saca rédito a hacer algo así, las obligan a prostituirse", aseguró. Después de una pausa, aseguró: "Es jodido pensar que tienen a Florencia en un lugar espantoso. El primer año fue un caos, el segundo un bajón y el tercero es horrible porque uno empieza como a acostumbrarse. Trato de pensar en cosas constructivas".A pocas días de cumplirse un nuevo aniversario de la desaparición de Florencia, su hermano especula: "Ella era muy sociable y a veces la he retado porque no se manejaba con cuidado. Se debe haber cruzado con gente a la que ella vio como buena, pero era mala. Si alguien baja la guardia le puede pasar a cualquiera. Lo único que me puede parar el carro es que aparezca muerta, sino todavía la historia no cierra para mí".¿Qué reflexión le dejó esta horrible experiencia?, preguntó este cronista: "Que hacer desaparecer una persona y borrar su existencia es terriblemente fácil en este país", respondió Pedro. La ineficacia de la Justicia parece empeñarse en darle la razón.

Crítica Digital
Red No a la Trata- Argentina

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