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Objetivos del Milenio, cada vez más distantes y menos objetivos
Evaluaciones de Naciones Unidas conducen a pensar que la meta de "eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza antes del fin del año 2015" no puede ser vista con alguna dosis de optimismo realista, señala Ernesto Montero Acuña en un texto de Prensa Latina.
En su informe Avance de los Objetivos del Milenio 2005, la ONU reflejaba ya, en ese año, que en el mundo dos tercios de los habitantes analfabetos eran mujeres, la tasa de empleo femenino equivalía a dos tercios de la masculina y las mujeres sólo ocupaban el 15 por ciento de los escaños en los parlamentos nacionales.
Sólo en los países nórdicos ocupaban el 40 por ciento de los escaños, pues en los 14 siguientes rondaban el 30 por ciento; y en África septentrional, Asía meridional y occidental, y Oceanía, ostentaban menos del 10 por ciento.
También representaban entonces la mitad de los 40 millones de personas infectadas con VIH en el mundo y, debido a su vulnerabilidad en muchas sociedades de África, la cifra iba en aumento.
Se añadía que "sólo se podrá acabar con la pobreza si las mujeres gozan de igualdad de derechos. El mundo tiene ahora los recursos financieros y el conocimiento práctico para poner fin a la pobreza extrema". Pero con la crisis, las condiciones negativas han empeorado.
El progreso medido por otros indicadores en relación con el Objetivo 3 se había rezagado y los índices de empleo remunerado en el caso de la mujer apenas se habían modificado en algunas regiones desde 1990.
La representación parlamentaria se consideraba, por otra parte, un elemento clave para la potenciación de la mujer en el ejercicio del poder de decisión en igualdad con el hombre, en campos que la afectan, desde la familia hasta los niveles más altos de gobierno.
Datos de la ONU también avalan que más de medio millón de madres en los llamados países en desarrollo mueren cada año en trabajo de parto o por complicaciones durante el embarazo.
Cerca de una cuarta parte de las y los niños residentes en estas naciones sufren desnutrición, casi la mitad de su población carece de acceso a servicios sanitarios y más de un tercio de sus pobladores urbanos habitan en tugurios.
En ellos, casi dos tercios de las mujeres empleadas desempeñan trabajos inestables de forma independiente o de tipo familiar no remunerado.
La relatora especial de la ONU sobre el tráfico de personas ante el Consejo de Derechos Humanos, Joy Ngozi Ezeilo, informó el 12 de marzo pasado en Ginebra que la trata de seres humanos es una actividad criminal, la cual registra "uno de los crecimientos más rápidos" en el nivel mundial.
Durante las crisis la actividad ilícita se acrecienta, especialmente la que daña a la mujer, la infancia y la juventud.
Debido a ello, de los 2,5 millones de personas víctimas de este "comercio global", la mayoría son mujeres y niños de bajo nivel socio-económico, traficados desde los países denominados en vías de desarrollo hacia las naciones ricas.
Solicite más información a cimac@laneta.apc.org)
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