Por Mabel Burin para Redmasculinidades
Uno de los factores determinantes de la puesta en crisis de las subjetividades, femeninas y masculinas, se debe al fenómeno de la globalización y de su impacto sobre nuestras vidas cotidianas, sobre nuestros modos de amar y de trabajar.
Los cambios económicos y sociales, impulsados por empresas, compañías transnacionales e instituciones financieras han provocado la expansión de las actividades políticas, económicas y sociales a través de las fronteras, de modo tal que los sucesos, las decisiones y las actividades que se producen en una región definen significativamente los modos de vivir de la gente de otras regiones.
La globalización es un fenómeno asimétrico y desigual, pues en tanto algunas regiones y algunos grupos sociales se fortalecen, otros se debilitan y caen, aumentando las desigualdades preexistentes, a la vez que produciendo nuevas asimetrías.
La globalización actual está basada en valores específicos tales como el consumismo, el individualismo, la glorificación de los mercados, el exitismo y la mercantilización de todos los aspectos de la vida, en tanto que los vínculos intersubjetivos se desdibujan detrás de aquellos valores.
También los sujetos pueden quedar borroneados junto con los valores sostenidos previamente. Cuando esto sucede, se produce un anhelo de subjetividad entre quienes viven el riesgo de quedar atrapados en ideales que anteriormente les eran ajenos y aquellos que reconocen como propios. Como resultado de este conflicto se retraen ante el temor de quedar con subjetividades achatadas, aplanadas por un exceso de individualismo narcisista.
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