Para La Jornada Morelos
Miércoles, 16 de Diciembre de 2009
En 2005, la pequeña Airis Estrella era una niña de 7 años de edad a la que le gustaba jugar con marionetas, caminar descalza por su habitación e imaginar un mundo donde las nubes fuesen de algodón dulce.
Un día que pareciera cualquiera, fue levantada en una camioneta cuando se encontraba afuera de una tienda de abarrotes. El 15 de mayo, tras 14 días desaparecida, fue encontrado su pequeño cuerpo metido en un tambo con cemento.
Todos los sectores sociales de Ciudad Juárez se volcaron a las calles. Levantaron la voz organizaciones de mujeres, de abogados, familias enteras, estudiantes, regidores, diputados.
Tan sólo cuatro días después, el 19 de mayo, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión decidió que citaría a comparecer al secretario de Gobernación, el creador del “sospechosismo”, para que explicara por qué no han dado resultados los programas para prevenir los crímenes contra niñas y mujeres en Ciudad Juárez.
Asimismo, solicitaron al Consejo de la Judicatura que iniciara una investigación sobre la actuación de los jueces encargados de esclarecer los asesinatos en contra de féminas en esa ciudad fronteriza, donde en ese año cuatro de las víctimas fueron niñas.
La Comisión Especial para Conocer y dar Seguimiento a las Investigaciones Relacionadas con Feminicidios, de la Cámara federal de Diputados lamentó en rueda de prensa la ineficacia de las instancias federales, estatales y municipales encargadas de prevenir e investigar esos hechos.
El 12 de diciembre de 2006, recibió sentencia el asesino de Airis Estrella.
Fueron 92 años de prisión, la pena máxima jamás impuesta en la historia de Ciudad Juárez: García Villalbazo (autor intelectual y material de la violación y el asesinato) fue quien recibió esa condena, mientras que sus cómplices, Eustacio Alemán Zendejas, Juan Manuel Alvarado Sáenz y Rogelio Sandoval Carrasco, alias El Bigotes, recibieron 40 años cada uno.
Tiempo después, en Juárez, las bibliotecas y escuelas comenzaron a tener un nuevo rostro. Sus salones, bibliotecas o los propios planteles ya no llevan nombres de literatos, historiadores, filántropos o políticos de dudosa calidad moral o de héroes que pasaron a la historia no por su valor, sino por haber estado en el bando ganador.
Ahora, esos planteles comienzan a llevar los nombres de mujeres asesinadas en esta ciudad. Ahí están el Salón Airis Estrella, la Biblioteca Alejandra Judith Díaz (niña), y el Jardín de Niños María Sagrario González (de 17 años).
Para el 8 de marzo de 2007, el Ayuntamiento de Juárez informó que no será una calle sino toda una colonia de 80 manzanas la que llevará el nombre de Airis Estrella.
Toda esta historia viene a colación, desgraciadamente, por que este 12 de diciembre de 2009, en la Colonia Otilio Montaño de Yautepec, Morelos, también una pequeña (ella de 8 años de edad) fue brutalmente asesinada.
Pregunto si el procurador en Morelos querrá repetir y defender su teoría de que las mujeres que son asesinadas es porque “provocan”. También qué hará ahora que se sabe que el abuelo de la menor intentó poner hace tiempo, ante el MP de Yautepec, una denuncia por maltrato a la niña por parte de su madrastra y que la licenciada Nenetzin se negó a atender tal denuncia y levantarla. Si la denuncia hubiera sido interpuesta quizá no hubiera salido sola a la tortillería y no hubiera sido atacada brutalmente.
También cuestiono si el secretario de Seguridad Pública se atreverá a decir que está haciendo bien su trabajo de prevención y qué responderá respecto a que se ha negado a tener una reunión de trabajo con el Comité Contra el Feminicidio en Morelos.
¿Que podrá decir la directora del Instituto de la Mujer sobre su omisión al no haber publicado aún el Reglamento de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el estado de Morelos, ni haber realizado la transversalización a toda la legislación local, de manera que estos instrumentos jurídicos actualmente están incompletos para poder dar una sanción ejemplar.
¿Qué podrán alegar en su defensa quienes integran la Comisión de Equidad de Género del Senado de la República, a quienes desde 2007 se les presentó una iniciativa de punto de acuerdo relacionado con los casos de feminicidios en el estado de Morelos, misma que duerme “el sueño de los justos”.
¿Qué responderá la 24 zona militar al saber que el padre de la menor, al estarla buscando porque no regresaba de la tortillería, se topó con unos militares a quienes pidió apoyo, mismos que se negaron a dárselo?
Es más, ¿alguno de estos mencionados podrá seguir durmiendo tranquilo?
Pero también me pregunto cómo reaccionará la sociedad morelense ¿Levantará la voz como lo hicieron todos los sectores juarenses o seguirá dormida en su letargo y su apatía ante el tema de los feminicidios en Morelos?
Mientras cada quien piensa en la respuesta que dará, les deseo que se les espante el sueño cada vez que coloquen su cabeza en la almohada, y que se les haga un nudo en el estómago cada vez que vean una nube que parezca de algodón dulce, y que en cada plato de sopa de letras les aparezcan los nombres de Airis y de Nayeli y los de todas y cada una de las niñas que han sido asesinadas por su omisión.
Si tienen hijas, les deseo que en sus ojos vean el reflejo de las miradas de esas pequeñas que no vieron que las autoridades, cada una desde su ámbito correspondiente, hicieran su trabajo para que ellas pudieran seguir viendo la vida, y que día y noche, antes de abrir la boca para hacer una declaración o para negar la atención, escuchen los gritos de dolor de esas pequeñas y escuchen el llanto de todas las familias de esas pequeñas; y que a través de todo ello les llegue al fin la conciencia de que el problema del feminicidio es grave, que sí existe en diversos rincones del país y que son cómplices mientras no hagan lo correspondiente para que no haya ¡ni una más!
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