jueves, 8 de abril de 2010

Estado español: estudio sobre la condición de las empleadas de hogar extranjeras

Por Gloria López
Para AmecoPress
Jueves 8 de Abril de 2010




Jóvenes, sanas, cualificadas, arraigadas, pero quieren regresar a su país
Entrevista con Mohamed Boundi / Estudio sobre la condición de las empleadas del hogar inmigrantes en España

Madrid, 08 abr. 10, AmecoPress. Mohamed Boundi (59 años, Safi, Marruecos) es periodista y doctor en Sociología y en Ciencias de la Comunicación (Universidad Complutense de Madrid). Es miembro de una Federación que agrupa a seis asociaciones dedicadas a las investigaciones y acción en torno a las empleadas del hogar y preside el Centro de Investigaciones para la Inmigración, el Desarrollo y la Cooperación (CIIDYC).

En el año 2009, quiso acercarse a la condición de las empleadas de hogar extranjeras en España, y se encontró con múltiples dificultades a la hora de adentrarse con rigor en un sector que se sitúa al límite de las actividades informales. Pero no se detuvo y consiguió realizar un trabajo de campo, cuyas conclusiones comparte con AmecoPress.

“ La encuesta, realizada entre octubre y diciembre de 2009, es indicativa debido al reducido tamaño de la base estadística y al número de personas que respondieron favorablemente a nuestro cuestionario”, aclara.

Miembros del CIIDYC dirigieron personalmente las entrevistas a tres niveles: en la calle, en los centros sociales (CEPI’S sobre todo) y a través de sus redes y contactos con empleadas de hogar que forman parte de su círculo de amistades. Consiguieron entrevistar a 140 mujeres de 14 nacionalidades y de distintas edades, aunque sólo 130 cuestionarios rellenados fueron considerados válidos. Cabe destacar que no lograron entrevistar a ningún hombre empleado de hogar.

Se realizó un cuestionario estructurado que abarca 16 preguntas, divididas en cuatro bloques: el perfil de la entrevistada, la situación socio-laboral, la situación económica, la participación social y una pregunta especial sobre la perspectiva de futuro. “Queríamos saber si estas mujeres tienen la intención de irse de España o no, y por qué”.

Perfil de las entrevistadas

Las empleadas de hogar extranjeras son en su mayoría jóvenes (entre 20 y 45 años), madres con hijos que proceden de América Latina, particularmente de Bolivia, Ecuador y Colombia. Se caracterizan por un nivel de instrucción medio alto, fuman y beben poco y no son ludópatas. Prefieren convivir con sus hijos y tener una pareja en el país de acogida.

Inmigrantes con arraigo

Estas mujeres están arraigadas en España, llevan cuatro años o más de estancia y están en situación regular. Sin embargo, sólo la mitad del colectivo de las empleadas de hogar ejerce en condiciones laborales legales por tener un contrato de trabajo y cotizar a la Seguridad Social.

Prefieren el estatuto de empleada “externa” o de “externa por horas” y disfrutan de un descanso de un día y medio o más la semana. El horario de las “internas” (que son el 20%) es indefinido y el tiempo de descanso es corto.

Dos de cada tres empleadas de hogar inmigrantes (68%) llevan cuatro años o más como residentes en España, una proporción que está ampliamente corroborada por el número de las que están en situación regular tanto en el plan administrativo como laboral (79%). Estos dos índices traducen la integración de las empleadas de hogar extranjeras en la sociedad española como ciudadanas de pleno derecho.

Como disfrutan de una situación laboral estable, por disponer de una tarjeta de residencia y un permiso de trabajo, han adquirido una antigüedad en el empleo doméstico como medio de subsistencia permanente y seguro.

Sector laboral con el índice más alto de irregularidad y precariedad

No obstante, una empleada de cada cinco sigue sin llegar a este estatuto. Son en general empleadas que llevan menos de cuatro años de estancia. Aun así, el empleo de hogar, como nicho laboral, constituye un refugio en perspectiva de regularizar esta situación e incorporarse en otro sector. Como el empleo doméstico representa el sector con el índice más alto de irregularidad, se considera el primer eslabón en el mercado laboral ante la gran oferta en la espera de acceder a la legalidad.

“Las familias españoles se asoman a la ilegalidad contratando a sin papeles como una mana por tratarse de una mano de obra más barata, poco reivindicativa y desprotegida”, afirma Mohamed. “Aunque parezca que las dos partes saquen provecho de una situación anormal, es evidente que la empleada de hogar sin papeles es la gran perdedora en la operación oferta-demanda que se desarrolla al margen de la legalidad. En este caso, la precariedad resulta más clara ante la falta de protección en el plan laboral de la trabajadora”.

“Las empleadoras autóctonas optan por este tipo de trabajadoras como una alternativa viable para poder incorporase en el mercado laboral. En este contexto, el beneficio sería neto por el hecho de pagar por un servicio doméstico un sueldo por debajo del salario real. Dicho de otro modo, la educación de los niños y la gestión del hogar se efectúan a bajo coste para las empleadoras”.

La proporción de las empleadas de hogar que no cotizan a la Seguridad Social está ligeramente superior a las que cotizan, un dato que traduce un rasgo diferenciador que no se encuentra en ningún otro sector.

“Esta dicotomía se justifica por las irregularidades que salpican el sector debido a las prácticas de emplear a personas sin contrato de trabajo, la inobservancia de las leyes y estatutos de los trabajadores”.

Categorías, una peculiaridad española

Frente al resto de los países europeos, en España existen cinco categorías de modalidades, según los servicios que prestan las empleadas del hogar. La fragmentación de un servicio entre “interna”, “interna a tiempo temporal”, “externa”, “externa y “otro trabajo por horas” y “otras situaciones” es otra consecuencia de la falta de transparencia en el sector y del alto grado de precariedad.

La “interna”, un residuo de la servidumbre de tiempos remotos, es el rasgo que expresa la crueldad de una situación basada en relaciones de desigualdad, de denegación de los derechos humanos y de desprotección total de la trabajadora. La figura de la “interna” es sinónimo de un horario indefinido y una permanente predisposición de la trabajadora a servir sus empleadores en cualquier hora.

Esta situación afecta a una empleada de cada cinco, un alto porcentaje que expresa la permanencia de una práctica en contradicción con la cultura de los derechos humanos que predomina en las relaciones entre los distintos componentes de la sociedad.

Las “externas”, empleadas que trabajan en un solo hogar, representan el 46% del conjunto. Se trata en general de empleadas que ejercen en condiciones de trabajo más favorables en comparación con el resto del colectivo.

Las “externas con otro trabajo por horas” son empleadas que intentan mejorar sus ingresos efectuando “horas extras” fuera de su lugar habitual de trabajo. En total, más de la mitad de las empleadas de hogar (54%) están en busca de un trabajo fijo y externo. Son muy pocas que disfrutan del mismo periodo de descanso que el resto de los trabajadores. De manera que sólo una empelada de cada cinco disfruta de más de 36 horas de descanso.

Sueldos y tareas

La mitad del colectivo tiene ingresos inferiores al SIM mientras sólo una cuarta parte cobra más de 700 euros brutos al mes. La casi totalidad de los ingresos está dedicada al consumo, a pagar deudas o a las remesas. La capacidad de ahorro es limitada y no llega al 20% del salario.

“Es obvio que esta clase de trabajadoras está excluida de la seguridad de que disfrutan las demás clases obreras en el mercado laboral y de la posibilidad de acceder a un bienestar digno”, explica el sociólogo.

En su programa de trabajo diario, las empleadas de hogar inmigrantes cumplen un servicio integral de tareas domésticas y se encargan del cuidado tanto de las personas mayores como de los niños. Las fronteras del campo de las tareas domésticas son imprecisas porque se extienden también al cuidado de las personas.

Valoran las relaciones

Tienen muy poco tiempo libre y a veces no son dueñas de su gestión. No obstante, la reunión con los amigos y familiares es el aspecto más relevante en la gestión del tiempo libre. Este hábito, que ocupa la mitad del tiempo libre, se convierte en el principal modo de reconstruir, fortalecer y preservar los lazos con las personas más cercanas.

Tejer amistades y relaciones en el país de acogida se concibe como una expresión de la voluntad de romper el aislamiento, mantener fuertes lazos con las raíces y manifestar la predisposición de integrarse en el nuevo espacio social.

Retorno

La mayoría de las empleadas de hogar inmigrantes tiene la intención de regresar voluntariamente a su país en caso de alcanzar el principal objetivo del proyecto migratorio que consiste en ahorrar para poder garantizar su reinserción en su país de origen.

En todo modo, más del 60% opta por irse de España probablemente por las duras condiciones de trabajo, los bajos salarios y la insuficiente protección en el mercado laboral.

La cuarta parte del colectivo entrevistado (28%) se declara dispuesta a quedarse por siempre en España. Son en general las que disfrutan de mejores condiciones de vida, las que están plenamente integradas en el plan socio-laboral y las que tienen más vínculos en el plan social y familiar en el país de acogida que en su país de origen.

“El alto índice de las empleadas que son más proclives al retorno voluntario podría tener su justificación en la peculiaridad del empleo de hogar en España que cierra toda posibilidad de promoción a nivel laboral, social y de autoestima y la falta de perspectiva de mejora de este sector en el plan legal”.

“Esta actitud que se justifica principalmente por la frustración de las expectativas personales a causa de la crisis económica que hace más difícil su integración sociolaboral y una reacción dictada por la coyuntura cuando las posibilidades de realizar el proyecto migratorio en un lapso más corto son cada vez inalcanzables”.

Al mismo tiempo, la nueva Ley de Extranjería, limita el derecho de reagrupación familiar, condena a las sin papeles víctimas de maltrato a una situación de desamparo y endurece las medidas administrativas contra la estancia en situación irregular. En estas condiciones, las inmigrantes que trabajan en la economía sumergida son conscientes de la enorme dificultad de regularización de los sin papeles en periodo de crisis.

Los bajos salarios, el espectro de la expulsión y la ausencia de claras perspectivas de recuperación de la economía española son los principales factores que incitan a las empleadas de hogar inmigrantes a optar por irse de España (61%).

Fotos Archivo AmecoPress. Pie de foto: Mohamed Bound

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