viernes, 23 de julio de 2010

Argentina: Nuevo Diplomado Superior Comunicación, Género y Desarrollo

Por Sandra Chaher | 23.7.2010
www.artemisanoticias.com.ar
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'Las académicas nos enriquecimos con el movimiento de mujeres'
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En marzo del 2010 comenzó a dictarse en la Universidad Centroamericana de Nicaragua el Diplomado Superior Comunicación, Género y Desarrollo. Ligia Arana, coordinadora académica del mismo, cuenta los detalles de una experiencia que se encuentra entre las pioneras del continente, y habla también del feminismo y la política en su país.

El Diplomado, cuyo nombre completo es 'Comunicación y Género:
Periodismo desde la Perspectiva del Desarrollo Humano y la Equidad de Género', fue pensado desde el Programa Interdisciplinario de Estudios de Género (PIEG), que preside Ligia Arana y que se encuentra dentro de la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA), fundada en 1960 por la Compañía de Jesús y fuertemente comprometida con los valores del desarrollo humano.

'En 1997 se institucionalizó el PIEG y, a la vez, en las 22 carreras que tiene la UCA se fue instalando al menos una asignatura de género –recuerda Arana-. Al mismo tiempo, desarrollamos una cantidad significativa de posgrados respondiendo a necesidades de formación, a través de vínculos que tenemos con instituciones del gobierno y organizaciones de la sociedad civil. Cada vez hay más claridad de la importancia del tema género y de buscar soluciones a través de los procesos de formación. Y allí surgieron posgrados y también diplomaturas, solicitados por organizaciones de mujeres que quieren calificar a sus lideresas.'

- ¿Cómo decidieron crear el Diplomado de Comunicación, Género y Desarrollo?

- Siempre nos ha interesado el tema de comunicación y género. Y teníamos el antecedente en la región, que nos sirvió mucho, del Proyecto Musavia de Guatemala, que tienen un diplomado de este tipo. A la vez, el año pasado, las funcionarias del área de género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), nos plantearon la posibilidad de desarrollar un proyecto como éste. La idea era tener dos componentes: uno de formación y otro de campañas. Pero a pesar de haber tocado muchas puertas, sólo obtuvimos financiamiento para una parte del aspecto de formación: el Diplomado Superior en Comunicación, Género y Desarrollo Humano.

- ¿Qué diagnóstico tenían ustedes sobre el tratamiento de los temas de género en los medios de Nicaragua?

- Aquí se han hecho varios diagnósticos en los que se evidencia el mal tratamiento del hecho noticioso cuando se trata de violencia y acoso sexual, el sexismo en el uso en el lenguaje, la sobrerepresentación masculina, la invisibilización femenina, lo mismo que en general se encuentra en los medios de otros países.

- ¿Qué respuesta tuvieron de las personas que trabajan en los medios?

- La convocatoria fue impresionante. Hubo 100 personas inscriptas y quedaron 35. Son temas que han tomado mucho vuelo en Nicaragua de forma casi obligatoria por parte de los organismos de cooperación. Cada vez más, las y los profesionales de medios se dan cuenta de que si suman estos conocimientos es un plus de formación. No nos dirigimos sólo a medios de comunicación sino a las personas que comunican desde organismos del estado o de la sociedad civil, de las empresas publicitarias.

- ¿Pudieron llegar a quiénes hacen publicidad?

- No, y eso que hicimos muchísimos esfuerzos. La convocatoria fue completamente abierta, pero no logramos que se acercara nadie de esa área.

- ¿Qué interés ves en la gente hasta ahora?

- Tuvimos que seleccionar mucho. Nosotras privilegiamos a la gente joven por la sostenibilidad del proyecto, y hay muchos jóvenes. Nos hubiera gustado que hubiera la mitad de varones, tenemos apenas seis. Pero los profesionales siguen viendo estos temas como de mujeres. Aparte de eso, es un grupo muy activo, participativo y con alguna experiencia en el tema mismo, con propuestas y trabajos personales.

- ¿Hay personal directivo de medios?

- No, y es totalmente comprensible. No se interesan en estos temas, para ellos son 'saberes prófugos', parafraseando el libro, saberes que no están legitimados aunque la universidad ya haya creído en ellos. Creen que son saberes en los que andamos cuatro feministas locas.

- ¿Cuáles son las áreas que quedaron fuera del financiamiento?

- Sólo el Diplomado recibió financiamiento. Nos quedaron por fuera la actualización profesional, los seminarios y talleres, dentro del área de capacitación, y en el área de campañas teníamos previstos foros presenciales y virtuales, investigación sobre prensa y publicidad, y premios, sellos y concursos para empresas de comunicación y para periodistas y publicistas. También queremos trabajar con directivas y directivos, diferenciar la libertad de prensa de la libertad de expresión, para ver si es posible aceptar alguna forma de autorregulación. Todo eso está esperando.

- Nombraste bastante al movimiento de mujeres. ¿Cómo es el vínculo entre feministas y académicas especializadas en género en Nicaragua?

- Muchas de nosotras somos feministas desde antes que se institucionalizaran los estudios de género en la UCA, y hemos tenido vínculos con el movimiento de mujeres. Sin embargo, desde que empezamos a trabajar en el PIEG vimos la necesidad de trascender los muros de la universidad porque siempre ha sido un problema en la academia quedarse muy teorizando sin acercarse a la realidad. En ese afán, hace unos años empezamos a desarrollar proyectos conjuntos con el movimiento de mujeres. Nosotras nos enriquecimos muchísimo con esta relación, porque muchas no estamos participando directamente en una organización. Por otra parte, en Nicaragua habría que hablar de los movimientos de mujeres y no el movimiento porque si bien hay una diversidad que es precisamente la que reivindicamos, en el 2006 se produjo una escisión dolorosa cuando una de las facciones tomó adscripción partidaria al Movimiento Renovador Sandinista y las demás quisieron mantener la autonomía. Nosotras estuvimos de acuerdo en mantener la autonomía, porque las mujeres somos diversas y no puede ser que a las mujeres nos dividan los procesos políticos-partidarios.

- Pero es muy difícil que el feminismo no esté atravesado por la historia política del país y Nicaragua está totalmente polarizada desde hace décadas y nuevamente con este segundo gobierno de Daniel Ortega. Quizá tienen que atravesar un proceso de rupturas hasta encontrar cierto equilibrio.

- Si, las personas asumen aquí las posiciones políticas de manera muy enérgica. A partir de la Revolución Popular Sandinista en los ’80, hay un compromiso muy grande. Y en ese proceso revolucionario, el feminismo quedó difuminado. Los intereses feministas estaban en una escala inferior, la agenda era la de clase, no la de género. Y las mismas mujeres estábamos conscientes de eso, pero teníamos una guerra y un país muy grande como Estados Unidos auspiciándola.

- En relación a esta división actual que mencionás, imagino que llegado el caso de defender la agenda de género, como el aborto terapéutico, las dos facciones trabajan juntas, ¿verdad?

- Por supuesto. Independientemente de donde estemos, todas tenemos una voz que, en este caso, es la de seguir solicitándole a la Corte Suprema de Justicia que se expida, por la cantidad de recursos de amparo que se han solicitado a partir de la prohibición.

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