Por Menchu Pérez 22 de octubre de 2010
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Ahora el Gobierno del PSOE ha decidido echar el freno a muchos años de avances en pro de la igualdad. No ha sabido mantener con dignidad el Ministerio de Igualdad y no ha sabido defenderlo. Han empezado tarde y han parado sin apenas haber avanzado. Han sucumbido a la presión de los sectores más machistas, de la derecha más conservadora y han vendido barato los derechos de las mujeres. Por lo tanto, se han vendido ellos también. Ellos parece que continuarán manteniendo el tipo como poderosos hombres con sentimientos vagos y con un porte viril de pena. Ellos continuarán esclavos del dinero y de sí mismos.
Nuestro gobierno español (no se merece letra mayúscula) nos vende a cambio de favores a su oposición, a sus amiguitos de la derecha y sigue entorpeciendo el largo camino que queda para mejorar las relaciones entre mujeres y hombres. Ahora no hay ministerio, no hay presidenta, ni vicepresidenta y ni siquiera hay ya, tantos hombres como mujeres en el alto mando de este país. Ni siquiera disimulan la imagen, es decir. Este gobierno primero nos ha vendido como trabajadoras. Como parte del pueblo (que sí es obrero) que, con la aplicación de la famosa reforma laboral, queda ahora bastante indefenso a expensas de los antojos de las empresas y de sus intereses comerciales. Nos ha vendido también como desempleadas (mayoría que somos). Como parte también de la sociedad que se busca la vida cada día, sin un empleo decente, porque el gobierno ha preferido subvencionar a los bancos con la excusa de la crisis. Y ahora nos ha vendido ya, como lo que somos en exclusiva, mujeres. Pero insisto, si nos vende a nosotras, los vende a todos, ¡a mantener la tradición!
Y mientras, nosotras, seguiremos avanzando en el recorrido de nuestros derechos; de dotarnos de recursos, de curarnos en salud, de buscar empleo digno, de amar y practicar la sexualidad libremente, de decidir por nosotras mismas, combatiendo la violencia... Continuaremos, pese a las trabas que nos pone ahora nuestro gobierno.
Le habíamos dado de alguna manera la bienvenida a su ministerio y a sus leyes de igualdad. Aunque llegaran tarde e incompletas, esperábamos que todo se pudiera mejorar en el diálogo social. Y lo seguimos esperando a pie de calle. Esperando que rectifiquen, tanto sea el partidito del obrerito como sea el partidito del pepito. Que dejen prosperar a la gente sencilla, a las mujeres, a la juventud...que no nos vendan más, que (como dicen en Cuba) se busquen otro socio para su negocio.
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