por Julia López para AmecoPress
"Conseguir un país libre de violencia machista implica a toda la sociedad”
Marta Selva valora que la nueva ley aprobada en el Parlamento catalán está consensuada y tiene un presupuesto adecuado.
Marta Selva lleva a frente del Instituto Catalán de las Mujeres desde diciembre del 2003, aunque pasó un corto periodo sin ejercer esta responsabilidad, cuando abandonó el gobierno Tripartito el grupo de Esquerra Republicana que la había nombrado. Militante activista feminista, estuvo vinculada al mundo de la docencia como profesora del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Autónoma de Barcelona, fue cofundadora de la cooperativa de Drac Màgic, dedicada a investigar en el mundo del cine y la publicidad sobre el papel de las mujeres y hacer pedagogía sobre este tema en talleres, foros y escuelas.
Para Marta Selva, la nueva‘Ley del derecho de las mujeres por la erradicación de la violencia machista’aprobada por unanimidad el jueves pasado en el parlamento catalán, es un logro importante en el que el Instituto que dirige se siente participe y promotor. Sobre todo, porque la nueva ley reconoce sin eufemismos la violencia machista como algo que afecta a toda la sociedad y no se limita a los maltratos en el hogar.
La ley catalana permite abordar desde las agresiones dentro de la pareja, el acoso sexual en el trabajo, la violencia económica, hasta el proxenetismo y la ablación. La presidenta del ICD valora muy positivamente esta ley recién aprobada. “Consideramos que es un texto normativo que da una cobertura amplia a diferentes situaciones de violencia, y abarca los diferentes ámbitos en que puede producirse. Está enfocada en conseguir su erradicación, con apoyo institucional y con la participación de los sectores implicados. Sobre todo, considera que la violencia es una situación que no sólo afecta a las mujeres que la viven, sino que un problema público”.
¿Qué diferencias tiene la ley catalana de la aprobada por el gobierno español?
El soporte de la misma compromete claramente a las instituciones. Fomenta el compromiso social, para avanzar en sensibilización social. Reglamenta claramente los aspectos técnicos y cómo trabajar en la detección precoz. Prevé el despliegue de una serie de recursos y servicios a las mujeres para aumentar su seguridad, con mayores garantías de seguimiento y control. Permite avanzar en los procesos de recuperación y reparación del daño. Sobre todo, dispone de un presupuesto adecuado que permite, por ejemplo, crear un fondo de garantía para pagar pensiones alimenticias compensatorias de las mujeres separadas y también para indemnizar a las víctimas de maltrato.
-En la ley catalana se especifican todos los tipos de violencia, ¿no?
En su elaboración, esta ley, en algún momento coincidió con la ley en contra de la violencia de género, y tiene el mismo objetivo, aunque amplía algunos aspectos. La ley catalana necesita de un marco normativo estatal. Una ley orgánica es el paraguas imprescindible para el desarrollo de las normas autonómicas, y cada ley cumple su función. Hemos abierto una nueva perspectiva, al agrupar las diversas violencias que pueden sufrir las mujeres en un nexo común: son delitos que llevan a cabo hombres que tienen una relación de poder sobre las mujeres y vulneran los derechos fundamentales.
-¿Para poner en marcha los mecanismos de apoyo a las mujeres maltratadas, ya no será imprescindible denuncia previa, ni el paso por los Juzgados de familia?
Creo que estamos ante la primera ley global de derechos de las mujeres. Se tiene en cuenta que las mujeres tardan varios años en poner una denuncia, no lo hacen hasta que la situación es insostenible. Pero aunque no haya denuncia se puede sufrir violencia machista y para poner en marcha los mecanismos adecuados de ayuda sólo necesitamos un informe psicológico o médico. Desde que las mujeres tienen las primeras sospechas y hasta que se atreven a denunciar, la ley arbitra las medidas para que ellas puedan acceder a los servicios ayuda de proximidad, y a una atención más personalizada.
No es necesaria la denuncia para apoyar a una maltratada.
-O sea, que la ley respeta la voluntad de de las mujeres de querer o no denunciar.
Exacto, la ley tiene una respuesta adecuada y todos los recursos necesarios para tratar el fondo del problema. Es una ley potente pero a la vez realista. Hay que planificar un despliegue de recursos que requieren un tiempo para que sea efectivo. Durante este año se dedicarán 24 millones de euros, pero se tardarán unos 3 años para que se puedan desplegar todos sus recursos y se alcance el presupuesto convenido.
- ¿Va a haber mejor coordinación entre departamentos, como Justicia, o Trabajo?
La ley prevé un protocolo marco de actuación y pone sobre la mesa cuales son las obligaciones que la Generalitat debe llevar a acabo. La concreción de la ley la preparó la comisión técnica del ICD, que a su vez se coordinó con la comisión estatal para trabajar conjuntamente. Ya se ha empezado a desarrollar un trabajo entre diferentes administraciones para coordinar actuaciones y garantizar los resultados. Se fomenta la sensibilización de la sociedad civil, porque la violencia es estructural, no es un fenómeno estático, sino dinámico y territorial. El departamento de Trabajo está coordinando políticas concretas con las empresas y con los colectivos de trabajadores.
- ¿Y la coordinación de las políticas locales para aprovechar mejor los recursos?
En el ICD siempre hacemos un trabajo territorial, teniendo en cuenta a toda Cataluña. En el día a día nos coordinamos con entidades municipalistas y hemos creado espacios comunes con entidades especializadas. Damos soporte económico a los consejos comarcales y a los entes locales que trabajen en este campo, con subvenciones especiales que se empezaron a conceder en el 2006. Se está manejando un fondo específico de ayuda a los ayuntamientos para hacer efectivos los recursos de atención a las mujeres.
- ¿Está previsto incidir en el campo de la educación con talleres o conferencias?
Consideramos la coeducación como un instrumento fundamental para la prevención de la violencia machista, y la participación de la comunidad educativa es fundamental. Pero esto, no es sólo una responsabilidad de las escuelas, sino de toda la comunidad, de las familias, de los medios de comunicación, del asociacionismo, de la universidad, del mundo del ocio. Las mentalidades no se cambian de un día para otro. Hemos de tener en cuenta que educamos todos y todas, y tenemos que coeducar más, entendiendo la coeducación como la gestión de las diferencias en el ámbito de la convivencia, para conseguir un posicionamiento positivo de género entre los jóvenes que permita dirimir mejor las diferencias.
-¿Como se podría superar la victimización y que los medios también explicarán los éxitos, para visibilizar lo positivo y las salidas sociales a situaciones de maltrato?
Se ha avanzado mucho y hemos resuelto positivamente unos 150 casos, pero los medios siguen incidiendo en la tragedia de las muertes, siguiendo el rastro de la sangre. No les interesa la parte menos espectacular, la de las mujeres que han conseguido salir de la violencia. Es necesario un cambio cultural, hay que superar los obstáculos. Hay que remover los obstáculos que aún no hacen posible vivir en un país libre de violencias. Las mujeres y los hombres no machistas tenemos derecho a vivir tranquilos y sin miedo.
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