por Àngel Pérez
Esta semana la compañera Lydia Cacho estuvo en Catalunya para recoger el premio "Casa América Catalunya". Esto en reconocimiento a la labor periodística que iniciara en el 2003 contra el crimen organizado que, como dijo durante la entrevista en "la nit al dia" de TV3, además del narcotráfico y el tráfico de armas, ha abierto otro lucrativo negocio: la trata de personas, preferentemente mujeres y niñas.
"Dichos crímenes no pueden pasar desapercibidos para el resto del mundo, (son crímenes globales …) y así como estos son globalizados, los derechos humanos también lo deben ser", dijo Cacho.
La periodista, tras conocer los casos de abusos sexuales a niñas y niños de la zona de Cancún, escribió "Los demonios del Edén", donde denunció una red globalizada de pornografía infantil. Es a raíz de esa denuncia que es secuestrada y torturada. Una vez liberada es víctima de atentados. Después escribe el segundo libro "Memorias de una infamia", donde hace una radiografía para que se entienda este México desde fuera.
Lydia Cacho nos dice que en "Memorias de una Infamia", muestra la realidad de un país que desmiente la cara amable de aquel que en su día acogió a los exiliados españoles que huyeron de la Guerra Civil Española. Un país en manos de 200 ó 300 personas. Hombres que controlan la política, al empresariado y los medios.
Durante la entrevista Cacho resaltó sin tapujos el nulo funcionamiento de la justicia, donde es la víctima quien tiene que probar el delito, donde sólo 2 de cada 100 criminales son juzgados y condenados.
"Una de las claves de ese enquistamiento es la fuerza que aún perdura de un partido (el PRI) que ha gobernado durante más de 70 años, imponiendo durante todos esos años una 'blanda dictadura', sostuvo. Señaló, además, que "los gobernadores, entre ellos el de Puebla, que solo padeció una tibia reprimenda por parte del presidente Calderón, por su detención, son los que siguen ejerciendo ese poder dictatorial".
El Presidente que en campaña se comprometió a luchar por responder a las denuncias de Lydia Cacho, ha centrado su mandato en contra del narcotráfico como único objetivo frente al crimen organizado.
La vulnerabilidad de los periodistas es otro de los problemas en México. La periodista denunció que las y los periodistas mexicanos siguen siendo perseguidos. "En los medios siguen habiendo temas que no se pueden tratar. Hay necesidad de desmontar esas estructuras que ejercen presión a los periodistas", dijo.
También hizo mención a los casos de desapariciones y asesinatos de mujeres en la zona de Ciudad Juarez/Chihuahua y remarcó el hecho de que sólo el 20% de esos delitos son cometidos por el crimen organizado y denuncia que el otro 80% son delitos comunes de violencia de género cometidos por los esposos, novios, parejas sentimentales, que después de cometer esos delitos los camuflan para que parezcan obra de las bandas organizadas, pues esos delitos no se llegan a investigar nunca. Estos delitos los asoció la periodista a la concepción machista de la sociedad mexicana.
"A pesar de todo ello sigue teniendo esperanza en la sociedad, sobre todo en las mujeres", dijo, remarcando también la inclusión cada vez más de hombres en el proceso histórico lento pero irreversible de cambio en esa sociedad, donde la presencia de las mujeres es cada vez más importante.
Otra de las preocupaciones a las que hizo mención es a la crisis económica y humanitaria que se está dando por el aumento progresivo de los cereales y alimentos de primera necesidad que hace que más de 300 mil personas huyan a EE.UU., país al que calificó como el Gran Hermano Malo.
Con un discurso claro y directo, la compañera Lydia Cacho puso sobre la mesa una realidad mexicana caracterizada por la inoperancia de la justicia, por el control que ejerce un núcleo de personas de la política, la justicia y la economía, y por la impunidad de las redes del crimen organizado.
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