Por Tere Mollá
Dos nombres de
mujeres han estado esta semana ocupando tiempos y espacios de las que somos
militantes feministas. Esos dos nombres son, por supuesto, Beatriz y Mari
Carmen.
La primera
casi pierde la vida por un embarazo que no le permitieron interrumpir cuando no
había un alto riesgo para su vida e incluso el 29 de mayo tuvo que mediar la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Costa Rica, que dictó
medidas provisionales a favor de la joven y pidió al Estado salvadoreño que tomara
medidas para proteger su salud y se le practicara un aborto terapéutico.
Al final se le
practicó una cesárea y, al parecer, Beatriz podrá salvar su vida. Pero aún así
y después de la movilización el Gobierno de El Salvador, sigue negando la
posibilidad de interrumpir sus embarazos incluso existiendo riesgo para las
propias vidas de las mujeres. Y yo me pregunto ¿Acaso la vida de una mujer vale
menos que la de un feto? Y otra duda me asalta ¿Por qué este tipo de acciones
no son consideradas como violencia de género estructural o institucional contra
las mujeres si se está atentando contra sus derechos humanos básicos como lo es
su propia vida? Directamente no me cabe en la cabeza que alguien con quien nada
tengo que ver como lo son los de faldas largas y negras tengan poder para
incidir sobre mi propio cuerpo. No lo entiendo.
Y el segundo
nombre de mujer que esta semana ha estado en boga ha sido el de Mari Carmen,
una mujer maltratada por la vida a quien, como muy bien explica Mar Esquembre
Cerdá en su artículo de hoy “¿Por
qué Gallardón denegó el indulto a Mari Carmen?” se le ha denegado el
indulto que pidieron su marido y su hija.
Mari Carmen y
su familia, después de la violación de su hija tuvieron que abandonar su lugar
de residencia por el cuestionamiento de los hechos que socialmente se hizo.
Después al escuchar comentarios jocosos de la boca del violador de su hija le
prendió fuego. Fue condenada y ya ha estado un año en la cárcel. Pero su
condición de mujer seguramente habrá sido decisiva para que el misógino de
Gallardón no la haya indultado. Pero quienes creemos que debe ser indultada
estamos recogiendo firmas para que Gallardón reaccione y la indulte. Las firmas
se pueden recoger en este enlace: http://www.change.org/es/peticiones/al-excmo-sr-ministro-de-justicia-solicito-el-indulto-de-prisión-para-maria-del-carmen-garcia-espinosa-3
Seguramente si
alguna persona neomachista lee estas palabras le saltarán todas las alarmas y
pedirán a gritos que se pidan firmas también para indultar a los asesinos
machistas o a los condenados por malos tratos. Como si lo viera. Pero a esas
cabezas pensantes les recomiendo que, antes de lanzar sus andanadas contra el
presente artículo, contra quien lo escribe o contra quienes pensamos que se debe
dar ese indulto a Mari Carmen, reflexionen sobre algunos asuntos y me explico.
No se trata de que no condenen a Mari Carmen por su actuación. La condena está
puesta y ya ha cumplido una parte de la misma. Se trata simplemente de que la
figura del indulto que, como sabemos es potestativa del Gobierno, sea justa y
equitativa con toda la ciudadanía. Y por ejemplo que Gallardón nos explique por
qué le concedió el indulto al Kamikaze que mató a otro conductor y no lo hace
con Mari Carmen, por ejemplo.
No me sirve
para nada el argumento esgrimido de que se pretende no crear agravios
comparativos, puesto que con Mari Carmen ya se ha creado al no concederle el
indulto. No soy jurista, pero alguna cosa entiendo de justicia social y sé que
muy poco hombres podrán entender lo que, a muchos niveles significa una
violación. Y cuando digo a muchos niveles, me refiero no sólo a la agresión
sexual, física y psicológica que provoca el hecho de la violación en sí misma.
No, me refiero a otro tipo de agresiones que se siguen produciendo después del
a propia violación. Me refiero al cuestionamiento social de la voz de la propia
víctima, a la justificación más o menos soterrada del violador con argumentos
del todo peregrinos, a la soledad de la familia e incluso de la propia víctima
ante todo el proceso judicial, a las dudas que les surgen a algunos de los
frufrús incluso con informes periciales que avalan la agresión, la actitud de
los de faldas largas y negras ante este tipo de crímenes y su puñetera
influencia social, etc. Todos esos factores influyen poderosamente no sólo en
el ánimo de la víctima y su familia, sino en el de todas las mujeres que
estamos convencidas de la desigualdad que todavía hoy vivimos las mujeres en
muchos ámbitos.
No es justo
que las instituciones nos sigan maltratando por ser mujeres!!!. Y eso es lo que
se ha hecho con Beatriz y con Mari Carmen. Han sido agredidas por el propio
sistema androcéntrico y patriarcal en el que seguimos viviendo a pesar de los
avances. Y lo que es peor, con las agresiones que ellas han sufrido, las hemos
sufrido todas, porque en la parte simbólica de estas agresiones subyace la
pretensión de la dominación masculina a todos los niveles sobre las mujeres.
Y si de algo estoy segura,
es que eso se va a acabar. Y se va a acabar porque también los hombres están
reaccionando contra el patriarcado y renunciando e incluso denunciando algunos
privilegios históricamente heteroasignados. Alguno de ellos incluso se atreve a
autoasignarse feministas, con lo cual su compromiso con la desigualdad todavía
existente da un importante paso hacia delante.
Bienvenidos sean esos
compromisos para desmantelar el sistema androcéntrico y patriarcal que permite
este tipo de atropellos a las mujeres y que además suman voces para denunciar
el terrorismo machista y los maltratos producidos por las instituciones de todo
tipo.
Aún así, estoy completamente
segura que a estas dos mujeres se las ha tratado así, precisamente por ser
mujeres.
Ningún hombre sabe lo que es
quedarse embarazado y no desear ese embarazo y quedarse atrapado en esa
situación de falta de libertad para decidir sobre tu propio cuerpo y tu propia
vida pese a que pueda correr peligro.
Y creo que muy poco hombres
saben tampoco lo que es ser violado sexualmente y las secuelas que deja este tipo
de agresión a todos los niveles.
Digan ahora que lo ocurrido
con Beatriz y Mari Carmen no es consecuencia de su condición de mujeres.
Ontinyent, 9
de junio de 2013
tmolla@telefonica.net
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