Por Tere Mollá Castells
Esta semana
pasada llegaba al congreso una moción de UPyD sobre lo que ese mismo partido
llama “sobre propósitos del
gobierno en relación a la falacia del denominado «derecho a decidir».” La moción salió adelante con los votos del PP,
PSOE, UPyD y la abstención del PSC.
En dicha moción se afirma que el "derecho a decidir" es de todo el pueblo español y que "bajo ningún concepto" una parte de la
ciudadanía puede decidir sobre la organización territorial del Estado. Y esto es sólo un parte del
discurso de Rosa Díez.
No seré yo
quien cuestione ni discuta al Pueblo Catalán su derecho a decidir, puesto que
ojala pudiera hacerlo. Ni al Pueblo Vasco, ni al Kosovar, ni a ningún pueblo
que quiera decidir por sí mismo su propio futuro.
Pero esto me
lleva a otra reflexión y es aquella de que si desde UPyD y los partidos que
apoyaron esa moción tienen claro que una parte de la ciudadanía no puede
decidir sobre el resto, ¿Tendrán igual de claro que una parte de la ciudadanía
no puede decidir sobre la vida de más de la mitad de la población que somos las
mujeres al no permitir su libre decisión sobre la maternidad o sobre sus
propios cuerpos?
Francamente
espero escuchar a Rosa Díez argumentar lo mismo cuando el ministro de
(In)Justicia, Ruíz Gallardón lleve su contrarreforma de la ley del aborto al
Congreso. Pero también espero escuchar alto y claro a los partidos que apoyaron
esa moción con ese argumento.
Porque yo me
sigo preguntando ¿Por qué ese argumento es válido para frenar los deseos de independencia
de un pueblo como el Catalán y no lo es cuando de la mayoría de la población se
trata? No lo entiendo.
Si se supone
que una parte de la ciudadanía no puede imponer a otra sus criterios, ¿Por qué
las mujeres que somos el cincuenta y dos por ciento de la población, hemos de
aceptar que nos sean impuestos criterios de la época Napoleónica que incluía
como delito el aborto en su Código Civil? ¿Por qué hemos de aceptar que los de
faldas largas y negras nos impongan sus creencias cómo si estuvieran al frente
de una nueva Inquisición? ¿Por qué se nos quiere negar nuestro derecho a
decidir sobre nuestro propio cuerpo?, ¿Acaso el camino iniciado por los
partidos que han votado esta moción de UPyD es la de impedir que un pueblo
decida, para continuar impidiendo que decida sobre su propia vida y su propio
cuerpo más de la mitad de la población que somos las mujeres?
Me quedé
estupefacta cuando escuché en la radio el revuelo mediático y político que se
armó y al tiempo casi nadie menciona la contrarreforma de Ruíz Gallardón y su
servilismo a los mandatos de los de faldas largas y negras. Y nada de
cuestionarse la posición de los grandes medios generalistas quienes apuestan
siempre por el poder político y económico.
Que estas
cosas ocurran en los albores del siglo XXI me sigue sorprendiendo, porque
entiendo que las sociedades llamadas avanzadas, tendrían que haber superado
este tipo de desigualdades entre mujeres y hombres y haber avanzado en
libertades más igualitarias y equitativas.
Precisamente
hoy hace doscientos veinte años que llevaron a la guillotina a una de las
mayores precursoras del feminismo moderno: Olympe de Gouges. Y la llevaron a la
guillotina precisamente por demandar los mismos derechos que disfrutaban los
hombres para las mujeres. Han pasado doscientos veinte años y hemos avanzado en
la consecución de derechos de ciudadanía, pero los derechos sobre nuestro
propio cuerpo de mujeres, sigue pendiente. Y de nuevo surge la pregunta ¿Hasta
cuando?
Quiero plena
libertad sobre mi cuerpo y poder decidir si quiero ser madre, cuando, con quien
o sola. O no serlo. Pero no quiero que nadie decida por mi, ni me imponga
tutelajes propios de la época feudal o Napoleónica. Quiero control absoluto
sobre mi propio derecho a decidir sobre mi vida y mi cuerpo. No quiero
imposiciones de nadie, y mucho menos de poderes públicos ni religiosos. Mi
cuerpo es mío y sobre él decido yo y nadie más que yo.
Y de la misma
manera que exijo que nadie decida por mi, entiendo a los pueblos que quieren
gobernar su futuro.
Exijo respeto
para las decisiones de las mujeres y lo exijo de forma radical, desde la raíz,
puesto que ni somos menores de edad, ni necesitamos ser tuteladas por nadie.
Somos personas libres que pueden y deben decidir sobre su cuerpo. Que no
pretendemos imponer el aborto al resto de mujeres que decida no hacerlo, pero
reclamamos nuestro derecho a hacerlo, si es lo que decidimos en algún momento.
Además y por
coherencia, les recordaré desde estas líneas a quienes votaron a favor de la
moción de UPyD que los pueblos los forman las personas y hay muchas, muchísimas
personas, mujeres y hombres para quienes el derecho a decidir, de forma
integral y radical la entendemos como mayores cuotas de libertades de la
ciudadanía y no sólo de forma parcial y sesgada como pretenden hacernos creer,
¿Acaso tienen miedo a esas libertades?, ¿Temen la pérdida de poder, versus,
privilegios de los que están gozando gracias a recortar derechos de todo tipo a
la ciudadanía?
Nunca voté a
ninguno de estos tres partidos que se sumaron a la moción de UPyD ni creo que
los vote nunca, pero como ciudadana demócrata que me considero estaré muy
alerta para ver si Rosa Díez y sus correligionarios ponen el mismo énfasis en
impedir en que una parte de la sociedad non imponga a otra parte de la sociedad,
las mujeres, sus normas, credos o freno a nuestras libertades. De lo contrario
el nombre de su partido, sobre todo aquello referente a “progreso y democracia”
será verdaderamente una falacia y ella la falaz portadora de incoherencias y
mentiras.
También estaré
muy alerta a los votos de los partidos que exigen el derecho a decidir de sus
pueblos, pera ver su coherencia cuando de temas de libertades de las mujeres se
trata, puesto que esos pueblos también están formados por mujeres. También
buscaré su coherencia en el Parlamente cuando se tenga que votar la
contrarreforma de Gallardón y se ponga en cuestión el derecho a decidir de las
mujeres. Ahí también se retratarán...
Porque mi
cuerpo es mío y sólo yo puedo decidir sobre él. Porque no quiero que nadie
tutele mis decisiones de mujer. Porque si quiero parir, quiero decidir cómo,
cuando y con quien. Porque mi cuerpo no es sólo un elemento gestante. Porque el
placer es un derecho y no algo pecaminoso como nos han hecho creer los de
faldas largas y negras. Porque creo en la democracia y en las libertades.
Porque exijo ser ciudadana de primera.
Les estaré
vigilando y volveré a denunciar sus incoherencias en lo que a libertades de las
mujeres se refiere.
Ontinyent,
3 de noviembre de 2013
tmolla@telefonica.net
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