Por Tere Mollá Castells
Acabamos de
comenzar el verano y esta noche será la noche de San Juan, la mágica noche de
San Juan, en donde algunas personas realizaremos peticiones y deseos para que
se cumplan a lo largo del año.
Seguramente
nuestros deseos versarán sobre salud para las personas que queremos, trabajo
para quienes les falte y amor para quienes tengan el corazón roto o solitario.
Son deseos recurrentes y todos ellos necesarios para mantener ilusiones y
afectos.
Esta noche, es
también noche de reflexiones sobre qué hacemos o dejamos de hacer en este mundo
y en este momento.
Pero flanco
favor nos haríamos si en nuestra reflexión no las incluyéramos a ellas, a las
ausentes, a las que asesinaron por ser mujeres. Soy ya treinta y una las
mujeres asesinadas por el terrorismo machista. Ellas no podrán desear nada
porque las asesinaron precisamente por ser mujeres. Y es aquí donde entra en
juego el nombre de este artículo: ¿hacemos lo suficiente?
Estoy
convencida que como sociedad no estamos haciendo lo suficiente. Y no sólo por
falta de medios. También por falta de voluntades. Y no sólo políticas, también
personales.
Cada persona
en nuestro ámbito de influencias podemos ejercer como agentes activos para que
las cosas cambien, pero estoy convencida que no siempre queremos hacerlo.
Cuando por no
discutir, por no molestar, por no ser disidente con la opinión generalizada,
por no….lo que sea, nos callamos y no denunciamos situaciones de desigualdad
entre mujeres y hombres, entre niñas y niños, somos cómplices de esa situación
que permite que nos asesinen por ser mujeres.
Cuando nos
disfrazamos con la normalidad imperante que tolera de facto estos asesinatos de
mujeres, (aunque ya comienza a escandalizarse por ser lo políticamente correcto)
y no desenmascara abiertamente actitudes y voces que lo permiten, seguimos sin
hacer todo lo necesario. Mientras haya personas que justifiquen un solo chiste
sexista, que no reconozcan la desigualdad todavía existente en nuestra
sociedad, que no inculquen valores igualitarios en las escuelas, mientras las
criaturas de nuestras familias sigan siendo educadas con valores y roles
diferenciados por ser niñas o niños y esos roles permitan la dominación de las
futuras mujeres, seguiremos perpetuando esta lacra.
Cada vez que
una mujer es asesinada aparecen en los medios diferentes formas de dar la
noticia y a poco que observemos, nos daremos cuenta que muchos de esos medios,
siguen culpabilizando a la víctima por si no ha puesto una denuncia, o por no
haber pedido ayuda a tiempo, o por no haber sabido detectar la situación en la
que vivía. Esta forma de continuar culpabilizando a la víctima de su propia
muerte lleva implícita una justificación a toda la sociedad, a las
instituciones e incluso al asesino maltratador.
Tenemos responsabilidades
personales y sociales para con cada una de las mujeres asesinadas aunque sean
unas perfectas desconocidas y si como sociedad no hacemos todo lo necesario por
cambiar las cosas, tampoco lo hacemos en lo personal en cada uno de los
momentos de nuestras vidas. En una sociedad más igualitaria esas mujeres
podrían estar vivas.
Las
instituciones con la excusa de las crisis están haciendo políticas neoliberales
de un corte clarísimamente androcentrista y patriarcal que deja sin fondos y
sin recursos los intentos de hacer sensibilización y prevención. Las mujeres,
la protección de la vida de las mujeres, es la última de sus preocupaciones
como vemos cada día. No les interesa cambiar nada porque de ese modo les sigue
yendo bien a los de siempre. Y esa forma de actuar les permite no ruborizarse
cuando se han asesinado a treinta y una mujer en lo que llevamos de año.
Y quienes les
bendicen estas políticas, los de faldas largas y negras, como siempre se
arriman al poder miran hacia otro lado sin decir esta boca es mía, excepto
cuando se trata de sacar a pasear la culpa, para fomentar la obediencia y
sumisión debida al poder sea este supuestamente divino o terrenal, sea al poder
establecido o al androcentrismo misógino que predican y practican. Y todo ello
envuelto en capas y capas de hipocresía que permite que mujeres sean asesinadas
en medio de un silencio ensordecedor al tiempo que imponen su doctrina a través
de normas jurídicas que permiten mantener a las mujeres dominadas y doblegadas
a sus mandatos, al exigir tutela permanente en temas relacionados con nuestros
cuerpos o nuestra propia salud sexual y reproductiva.
Ellos, esa sectas mundiales
con sucursales en todo el mundo si que han sabido ejercer su poder en sus
ámbitos de influencia y adecuarlos a sus doctrinas y mandatos. Ellos han sabido
disculpar todo en aras de seguir en el poder que les permite dictar perdones y
castigos pretendidamente divinos.
Mientras los frufrús
buscando e ingeniándosela en demasiados casos para desprestigiar las normas
jurídicas que pretenden proteger la vida y los derechos de las mujeres que
están siendo o han sido maltratadas y de paso, justificando a los
maltratadores, incluso a los asesinos, imponiéndoles penas menores o dictando
sentencias que no tienen en cuenta la normativa específica para este tipo de
violencia.
Y por eso vuelvo a mi
pregunta inicial: ¿Hacemos lo suficiente por cambiar las cosas? Y la respuesta
sigue taladrándome el cerebro, pero sobre todo el corazón: No, no hacemos lo
suficiente por que la desigualdad real acabe. Y como sabemos, el terrorismo
machista es la máxima expresión de esas desigualdades todavía existentes.
Tengo un claro compromiso y
experiencia como formadora en prevención de la violencia de género en
diferentes colectivos e intento buscar los compromisos y alianzas para que cada
personas nos convirtamos en agentes activos y con pleno convencimiento para
cambiar las cosas y que el terrorismo machista sea desenmascarado en todas las
instancias pero algo no debo de estar haciendo bien cuando a fecha de hoy son
ya treinta y una mujeres asesinadas.
Evidentemente no puedo
cargar sobre mis espaldas los asesinatos de estas mujeres, pero lo que sí asumo
es la duda sobre si estamos haciendo personal y colectivamente todo lo que
podemos para evitarlas. La respuesta sigue siendo descorazonadora: No estamos haciendo
lo suficiente ni personal ni colectivamente para que el terrorismo machista
deje de asesinar a mujeres sólo por ser mujeres.
Ontinyent, 23 de junio de
2013.
tmolla@telefonica.net
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